Escuela Alkimica

Un nuevo Paradigma: hacia una visión Holística

La mirada holística de la realidad ha surgido desde que el ser humano intuye que el mundo ha sido creado por una Conciencia...

Para comprender este término se hace necesario analizar sus orígenes en cuanto a la interpretación y cuestionamiento de la realidad que conocemos; lo cual nos lleva a realizar un resumen del contexto histórico para comprender la influencia de estos factores y los principales cambios que se han producido para llegar al pensamiento actual.

La mirada holística de la realidad ha surgido desde que el ser humano intuye que el mundo ha sido creado por una Conciencia, Dios o Espíritu Creador de todo lo que existe. Por lo que, el interés por entender la realidad y comprender el universo comienza probablemente en épocas prehistóricas; en ese entonces la motivación ha sido la supervivencia, pero no es sino hasta la época clásica cuando el hombre observando el cielo y tratando de entender su propia evolución ha comenzado a catalogar, describir y predecir los eventos, y así va dando respuesta a los fenómenos que interpreta en su entorno.

Así se llega hasta la Edad Media, apreciándose que desde el siglo V DC y hasta el siglo XVII, predomina una visión del mundo que se ve condicionada por un carácter dogmático, donde la Iglesia católica había monopolizado el conocimiento y por tanto, asumió el derecho de determinar la validez de las ideas. El condicionamiento ha sido tan fuerte que aún ha quedado impregnada su influencia en el pensamiento de nuestros días, ya que la afinidad que se tuviera con la iglesia garantizaba, en cierto modo, el no correr el riesgo de ser quemado en la hoguera. En esta época paradójicamente surgían en paralelo descubrimientos pre-cristianos así como de índole científica, sin embargo, muchos de ellos forzosamente debían callarse ya fuera por convicción o por temor a ser ejecutado como herejes. G. Bachelard en su obra “La formación del espíritu científico”, habla de este período al que le denomina estado precientífico, que comprendía a la vez la antigüedad clásica y los tiempos del Renacimiento, con los siglos XVI al XVIII (1991, p. 9).

De esta forma, el mundo de la materia fue declarado el mundo de la ciencia, y la mente y el espíritu quedaron para la religión, considerando a la mente y la materia como distintas entidades, y apareciendo así el dualismo.

Bajo estos contextos Isaac Newton desarrolla su Teoría de Gravitación, dando con ello el punto de partida a lo que actualmente conocemos como “La física clásica” en su ya célebre libro Principia. Esta física aborda el universo como si fuese una maquinaria gigantesca, y por consiguiente considera al ser humano como parte de esa maquinaria. De ahí el enfoque químico, quirúrgico, paliativo y sintomático de la medicina actual.

Este dualismo nos lleva al materialismo, a ese mundo newtoniano y cartesiano en el que los principios fundamentales en cuanto a la visión de la realidad serían:

  • el ser humano depende de su entorno y circunstancias, dando por hecho que estamos supeditados a lo que nos llega desde el exterior (social, político, económico, etc)
  • que la realidad que nos circunda es, en gran medida, inamovible
  • que la materia es estática y predecible
  • no somos responsables sino víctimas de nuestro entorno y de nuestras circunstancias.

Se puede señalar que no hubo cambios radicales en el pensamiento de los hombres de ciencia hasta la entrada del siglo XX, (Miller, 1997, p. 29).

Hace casi 300 años que se produjo una especie de ruptura entre la ciencia y la religión. La religión se quedó con lo que no se ve, con lo que no es tangible, con lo que no es medible. Y la ciencia se quedó con todo lo que se ve, lo que se puede medir, lo que se puede predecir.

Un cambio de paradigma es un cambio en la percepción de nuestra forma de ver la realidad.

Con el siglo XX, aparecen en escena Albert Einstein con su Teoría de la relatividad y Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg con sus leyes sobre la mecánica cuántica, quienes revolucionaron de forma completa la interpretación de la realidad y por ende la visión que se tenía del universo, produciendo un cambio de paradigma que se asienta con la aparición de la Física Cuántica.

La relatividad abrió la puerta a la idea de un universo dinámico que cambia y evoluciona, cuestionando la antigua idea de un cosmos eterno y sin alteraciones. Con la aparición de la Física Cuántica hace unos 80 años, la cual se encarga del estudio de lo que ocurre a nivel subatómico, contribuye notablemente a disolver las ideas de que los objetos son autocontenidos y sus propiedades absolutas tal como se postulaba en la teoría clásica.

La mecánica cuántica demuestra que, el átomo, la unidad estructural que forma todo el universo, incluido el ser humano, es en un 99,999999% un vacío, y solo el 0,00001% restante está compuesto de materia, (The New Quantum Universe de Tony Hey y Patrick Walters, 2003) , pero es una materia que no es la materia que conocemos, puesto que no responde a las leyes del tiempo y del espacio, sino que es impredecible. Este vacío del que está compuesto el átomo, está formado básicamente por energía, frecuencias, que se traduce en información, vibración, consciencia. Es decir, nosotros, al igual que el resto del universo, somos energía.

Lo más importante y revelador es que el electrón que orbita el núcleo es una onda de energía invisible, una onda de infinitas posibilidades con infinitas ubicaciones que dependen del observador, es decir, el ámbito subatómico, los sistemas no se comportan de forma determinada hasta que son observados. Este fenómeno se ve en el experimento de la doble rendija (The Feynman Lectures on Physics, Feynman, Leighton & Sands, Vol. III, Chapter 1). cuando una partícula como un electrón pasa a través de dos rendijas, se comporta como onda y partícula simultáneamente hasta que es observada -y dependiendo del observador- momento en el cual adopta un solo estado (de onda o de partícula). De allí se infiere que donde ponemos nuestra atención y energía, es donde hacemos que colapsen las ondas, creando así la materia, nuestro entorno, y, por tanto nuestra realidad. (The Self-Aware Universe: How Consciousness Creates the Material World. TarcherPerigee. Goswami Amit, 1993)

El entrelazamiento cuántico es un fenómeno por el cual dos partículas quedan interconectadas de tal manera que lo que le sucede a una afecta instantáneamente a la otra, independientemente de la distancia. Algunos investigadores han extrapolado esta interconexión a nivel de conciencia, sugiriendo que nuestras mentes podrían estar “entrelazadas” de formas que aún no comprendemos del todo, lo cual explicaría fenómenos como la empatía profunda, la telepatía o incluso el sentimiento de “unidad” que reportan las experiencias místicas. . (Quantum Shift in the Global Brain: How the New Scientific Reality Can Change Us and Our World, Laszlo Ervin, 2007)

Lo que implica un cambio radical en las bases del pensamiento que han conformado la visión dualista del mundo newtoniano ya que se demuestra que el entorno es una prolongación de nuestra propia mente, que podemos crear la realidad que queramos, y por lo tanto, que no somos víctimas del entorno y las circunstancias. Por lo que, los absolutos o el reduccionismo de la visión clásica se reemplaza por un amplio espectro de probabilidades, de lo cual actualmente se interpreta en posibilidades de existencia, inclusive realidades simultáneas que nos lleva a la concepción de universos paralelos.

A modo comparativo podemos incluir las principales diferencias entre el paradigma clásico y el nuevo paradigma:

  • Materia y objetos son reales
  • El hombre como centro del universo 
  • La realidad es creada y sostenida por Dios
  • Objetivismo                               
  • Racionalismo   
  • Materia inerte 
  • Dios como arjé
  • Objetos independientes
  • Relacionalidad lineal   
  • Universo Estático                                                
  • Materia y objeto son constructos mentales
  • El hombre es un elemento más del universo      
  • La realidad se crea y sostiene por sí misma
  • Subjetivismo                           
  • Vitalismo   
  • Materia viva
  • Energía como arjé
  • Objetos interrelacionados
  • Relacionalidad paradójica y holográfica  
  • Universo Evolutivo                                              

En este nuevo paradigma, la conciencia es vista no solo como un producto de procesos biológicos, sino como un aspecto fundamental del cosmos, con el potencial de evolucionar hacia estados de percepción más elevados y amplios.

En este sentido, si lo que se persigue es una visión holística, que interprete todo, es necesario observar todos los aspectos de la experiencia humana, de donde surge la necesidad de buscar alternativas que ayuden a producir conocimientos, que contemplen dentro de lo científico la mirada que supere la visión racionalista, ya que la misma ha dejado por fuera el estudio de la conciencia en el proceso mismo de producción de ciencia.

La visión holística comprende al mundo y cada componente como una red compleja de conexiones que se interconectan para realizar sus procesos evolutivos. Por lo que cada parte es una manifestación del todo existiendo un sinergismo entre las mismas, que es lo que conlleva a su potencialidad evolutiva.

Este nuevo paradigma invita a un enfoque integrador que considera la realidad como un sistema interrelacionado, donde la conciencia y la materia interactúan en formas que trascienden las limitaciones de la física clásica. Los descubrimientos cuánticos han promovido aplicaciones que abarcan desde la salud holística y la medicina energética hasta la inteligencia artificial y el desarrollo de tecnologías avanzadas, ofreciendo herramientas para abordar los complejos desafíos de nuestro tiempo. Así, la física cuántica no solo redefine la ciencia moderna, sino que también impulsa una transformación profunda en la filosofía, el bienestar y la percepción de nuestro lugar en el universo, creando las bases para un futuro donde la conexión y la conciencia serán elementos centrales de la evolución humana.

A nivel individual, podríamos decir que la evolución de la conciencia nos permite conocernos a nosotros mismos e incorporar otros modelos integrativos. El objetivo es analizar las experiencias que nos han mantenido repitiendo los mismos patrones heredados de otras generaciones y también poder aprender de ello, honrando con responsabilidad nuestra misión en el mundo como seres transformadores y creadores. Ampliar el nivel de aprendizaje de cada experiencia, por tanto el autoconocimiento como clave para evolucionar, lo que a su vez conlleva a un equilibrio con el entorno, el cuerpo vital, los pensamientos y emociones que nos permite ampliar la conciencia a nivel individual, social, cultural, ambiental.

Visión que nos invita a construir una nueva sociedad basada en la evolución de la conciencia siendo consciente de sí misma y que evoluciona de manera dinámica, como expresa Satish Kumar:

Satish Kumar en su obra “Tierra, alma y sociedad”

Todo este novedoso paradigma epistémico y emancipatorio, que ha partido de la física cuántica ha irrumpido extendiéndose en diversas disciplinas, con lo cual, una vez popularizado y aterrizado todo ello a nuestra propia cotidianidad, puede dar pie a un proceso del despertar de la conciencia de la humanidad, provocando así un salto cualitativo semejante al sucedido en el S. VI AC (Vigil, Jaspers).

Podemos concluir entonces que como enfoque inherente a la misma visión holística surge la necesidad de integrar nuevos conceptos y prácticas para estudiar las experiencias de los organismos con conciencia, lo que incluye de manera central la experiencia espiritual humana para transformar conscientemente la realidad en la que vivimos y poder evolucionar a un nivel mayor de conciencia. Este nuevo entendimiento podría fomentar un sentido de responsabilidad colectiva y una ética de cooperación que no solo beneficia al individuo, sino que promueva una visión más sostenible y pacífica de la vida en la Tierra.

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